SARA LAZZARI

Presentarme siempre ha sido la parte más difícil para mí.

¿Quién eres? Solo tienes que contar quién eres. ¡Hay tanto —o tan poco— que decir sobre mí, depende del punto de vista! Empecemos por lo más sencillo: soy Sara, nacida en 1994. Vivo en la provincia de Venecia. En la vida hago algo completamente diferente a lo que se ve en mis redes sociales, donde comparto mis salidas a la montaña: desde senderismo hasta vías ferratas, pasando por rutas más alpinas, siempre con una sonrisa y con la conciencia de ser una chica realmente muy afortunada.

Trabajo como administrativa en una empresa metalúrgica en la provincia de Padua. Desde hace algunos años, mi compañero Nico y yo tenemos un canal de YouTube llamado “Sara Lazzari”, donde compartimos cada uno de nuestros maravillosos días entre las agujas dolomíticas y los amplios prados de montaña.

Me gusta contar las cosas tal y como son, y ser yo misma; río y lloro sin vergüenza porque la emoción que se siente al llegar a una cima o al cumplir un gran sueño no necesita ser reprimida, sino compartida. Nunca he tenido miedo de mostrar mis debilidades, y de hecho, en estos últimos años he querido contar mi historia tal como es, con la esperanza de poder brindar un pequeño apoyo emocional a familias y a personas que, como yo, padecen la misma enfermedad.

Hace unos 8 años me acerqué por primera vez a la montaña con rutas de senderismo, y me apasioné tanto que quise aprender más. Hice el curso de alpinismo con el CAI de Padua (PD) y el curso de escalada con el CAI de Mirano (VE). Poco a poco, me fui aventurando en salidas más alpinas, en vías normales y en algunas rutas de escalada, sintiéndome tan viva que mi corazón estallaba de emoción. He conocido a muchas personas y he empezado a quererme, a confiar más en mí misma y a entender que, en el fondo, no era tan diferente de los demás. El pasado es pasado, pero deja huella y permite crecer con una visión distinta, más amplia.

Cuando era niña, me dijeron: "Eres una niña con serios problemas de asma, no puedes permitirte hacer lo que hacen los demás", y así, siempre renuncié a todo… renuncié a vivir. Con el tiempo, aprendí a convivir con ello y a gestionarlo lo mejor posible. Vivir la montaña en todas sus formas no es solo una gran pasión, también es una necesidad para mi salud. Si mi pasado fue tan oscuro y doloroso que todavía hoy despierta tristeza, por otro lado hubo un rayo de luz que llegó a mi vida: el Instituto Pio XII de Misurina (BL).

Desde los 12 hasta los 17 años fui paciente del único centro en Italia especializado en el tratamiento y rehabilitación del asma infantil. Mi historia es muy larga, y mi vida en Misurina ocupa gran parte de mis recuerdos, tanto buenos como malos. Lamentablemente, el 31/12/2022 el centro cerró definitivamente por problemas económicos debido al bajo número de ingresos… Desde 2019, junto con Federasma, otros ex pacientes, padres y todas las personas que aman ese lugar, hemos luchado —y seguimos luchando— por su reapertura.

He aparecido en muchos medios de comunicación como Il Gazzettino, Agenzia Stampa Italia, Il Dolomiti, Corriere delle Alpi, The Bottom Up. El 25/11/2021 participé en un pódcast con Radio24 titulado "Pazienti in Rete – La historia de Sara, un renacimiento a 1.756 metros". También formé parte de la campaña en video “Prendiamo Fiato – ASMA y EPOC” y fui mencionada en el libro de Carlo Budel “5 Stagioni”. Participé en la iniciativa “Montaña consciente” promovida por la Universidad La Sapienza de Roma. He querido contar mi historia, mi pasado y quién soy realmente hoy, para que las personas que se sienten como yo se sientan un poco menos solas y quizás más comprendidas.

No busco compasión ni ternura, solo quiero compartir la verdad y poder ayudar —aunque sea con una sola palabra— a ese niño que se me acerca y me pregunta: "¿Yo también podré algún día estar tan bien como para escalar montañas?"

Quién sabe qué me deparará el futuro. Mientras tanto, sigo compartiendo mis emociones con la esperanza de poder transmitirlas también a quienes me siguen. La montaña me salvó —en todos los sentidos. Y sin darse cuenta, lo sigue haciendo cada día.